Friday, April 13, 2007






AH, LA NOSTALGIA...






Mi lado sensible sale a la luz y abrazo a mi niño interior. Hoy escribiré algo que, para variar, no pondrá a parir a nada ni a nadie. El otro día, por razones que no vienen a cuento, se me ocurrió ver "Tron" por vigésimo octava vez (la tengo en VHS original, soy más friki que cualquiera de vosotros, inclinaos ante mi poder), y acabé de convencerme de que es una de las películas más originales de la época del cine. No voy a decir que sea la mejor o la peor, en eso no me meto. Pero es que han cogido un sistema informático del año de la pera y han traducido lo que pasa dentro de un ordenador a la épica tipo "Star Wars" (sólo que sin el rollito "western-samurai-plagio cutre de dune" de ésta), todo ello rodado mayormente en pantalla azul y en blanco y negro, la convierten en la "Sin City" de 1982 (atención a la fecha, 1982).



Temblad ante el comandante Sark


Naturalmente, y como la mayoría de las películas que me gustan, no tuvo demasiado éxito. Igual debido a que nadie entendía un pijo de lo que decían los personajes... Atención a un diálogo:






-¿Cómo van las cosas por ahí fuera?



-Acabarán contigo. No se puede viajar sin el salvoconducto del Control Central de Programas. Esto es inaudito. Mandarme aquí para jugar, ¿quién se cree que es?






El segundo párrafo se supone que es una respuesta. Pero claro, luego estos mismos personajes se enzarzan en una cruel batalla de zestapunta (!) en la brutal arena de gladiadores cibérneticos, o en una carrera de cibermotos que dejan un rastro de neón y cogen las curvas en ángulo recto (!!) y dices "¡guay! ¿qué más da lo que hayan dicho?, esto mola".




¡Cibermotos! ¡Sí!






Sospecho que es cosa del doblaje, claro. Me imagino que en versión original, lo que dicen tendrá sentido, aunque haga falta un mínimo de cultura informática para pillarlo. Si el doblaje (fue doblada en madrid, si no recuerdo mal, y hace unos veinticinco años, así que echad cuentas) no sonase como tu abuelo intentando exlplicarte el funcionamiento interno del Windows XP, hubiese disfrutado incluso más con la película, en vez de esperar a que los personajes se callasen y empezase otra vez la persecución de cibermotos supersónicas.




Sin embargo, ya he dicho que esto iba a ser una entrada para cantar las virtudes de algo. "Tron" es genial, por la sencilla razón de que algo así no se había hecho nunca (y nadie tenía ganas de intentar algo semejante). Una de las precursoras del cyberpunk (mi género favorito, larga vida a la nueva carne) y una estupenda metáfora de lo que es la vida (en serio), en la que los programas, criaturas cibernéticas humanoides, miran arriba constantemente y se preguntan si los programadores existen de verdad o son sólo un mito. Brutal.



Hmm, vale. Igual no soy más friki que todos vosotros.

Sunday, April 01, 2007

¡ACERCA DE GENTE SOBREVALORADA!



Hmm, a este paso voy a acabar convirtiéndome en un Howard Chaykin o similar... todo el día despotricando contra gente de la cultura pop (se le llama así a todo el rollo de los comics, el cine y eso, ¿no?). Prometo que un día escribiré un artículo acerca de lo mucho que me gusta algo. De verdad.




Pero hoy voy a pegarles un repaso a algunos de los miembros más respetados de la industria comiquera. Tipos que, en mi opinión, están muy sobrevalorados. Por ejemplo: Steve Niles y Ben Templesmith.




Lo primero que supe de Steve Niles fue que colaboró en la escritura de "Living Dead: London", una secuela en cómic de la mítica película de George Romero, con ni más ni menos que Clive Barker (sobre este señor sí que podría escribir un artículo larguísimo, diciendo lo mucho que me gusta y por qué. Para otra ocasión, a lo mejor). El cómic no estaba nada mal, aunque ahora empiezo a sospechar que todo lo que molaba de él era cosa de Barker. Al recibir la noticia de que mr. Niles había escrito algo en solitario con la ayuda gráfica de un chaval que no era, por aquel entonces, más mayor que yo, me ilusioné bastante. "Vaya, así que el colega de Barker, uno de los escritores de género fantástico más originales de la historia, ha escrito algo que, sobre el papel, parece la carta de créditos de 'Seven' alargada durante 80 páginas o así. Eso no puede estar mal."




Así que me lo compré en cuanto pude. Mi ilusión empezó a apagarse poco a poco, de manera angustiosa (un poco como cuando vi "Aliens vs. Predator", aunque aquella vez no fue tan horrible, ahora que lo pienso). "Vale", gruñí denterosamente, "así que las calaveras dentudas tipo concept art que se veían en los anuncios son de algo tan poco original como vampiros... Bueno, pero igual la historia está bien".




Seguí leyendo. La cosa iba de vampiros en Alaska. Porque en Alaska, debido a la cercanía con el polo y eso, las noches se pueden llegar a alargar durante un mes entero, así que es como un paraíso para los chupasangres. Esta vez murmuré un poco más alto, y una señora que estaba leyendo el Hola a mi lado se cambió de sitio, asustada: "Venga ya, Niles, esto ya se le ocurrió a un guionista de EC comics en los 50..." Bueno, no me voy a hacer el listo, porque yo también he escrito cosas que ya se le habían ocurrido a otros antes sin yo tener ni idea. Seguí leyendo otro poco más. La cosa perdía fuelle por momentos: a algunos vampiros se les puede matar metiéndoles veinte balazos a quemarropa. A otros, no se les puede matar de un escopetazo, calibre "12 gauge", a bocajarro en la cara. Vale, licencias literarias. No me voy a quejar.




Luego viene el final (aviso, spoiler): el prota le saca sangre a un vampiro muerto, se la inyecta y usa sus poderes de vampiro recién nacido para derrotar al rey no-muerto. El cual, sí, es mucho más viejo, lleva muchos más años matando, pero por alguna razón no puede con un chupasangres novato. Luego se queda sentado esperando a que salga el sol, porque no soporta ser un monstruo. Naturalmente, el sol sale unos cinco minutos después de que todo haya acabado. Por alguna otra razón que desconocemos, sin embargo, el prota prefiere sacrificar su humanidad y a continuación su vida, en vez de esperar diez putos minutos más en su refugio a que salga el sol y espante a los vampiros. No, eso ya no me lo trago. No me lo trago, y punto.




Ahora le toca a Templesmith. Templesmith, que es un chaval australiano afable y simpático (modera su propio foro de fans, si no recuerdo mal), tiene lo que Moebius llamaba "el problema de las tres velocidades", es decir, que tu estado de ánimo influye terriblemente en cómo dibujas. Templesmith puede hacerte una portada que-te-cagas (ejemplo):
O dibujar en su segunda velocidad (ejemplo):



¿Qué le ha pasado ahí a Ben? Macho, cualquiera con un rotring dibuja eso mientras bosteza en clase de semiología. ¿Sólo le apetece dibujar ilustraciones "cool" de vez en cuando, y hacerlo en serie le aburre? Pues prácticamente todo el comic de "30 días de noche" está dibujado por el Templesmith "aburrido de su trabajo". No tiene casi fondos, los personajes con poco más que garabatos y, atención, cuando no le apetece dibujar algo, sencillamente va y escribe con la herramienta de texto de photoshop lo que es ("sangre", "zorra 1, zorra 2"), aprovechando vilmente el rollito conceptual tipográfico para no tener que currar. Venga, Ben, hombre de Dios...
Naturalmente, el comic fue un éxito y la película que lo adapta ya está en marcha. La protagoniza nada menos que Josh Hartnett. ¿A que ahora os sentís un poco mejor?